Tarde o temprano tenía que ocurrir, a
pesar de no entenderlo, de no merecerlo.
Como cada día, te levantaste y
marchaste a la oficina, sólo que al acabar la jornada volviste con una caja
llena de recuerdos, lo único que te quedará porque todo lo relacionado con el
mundo laboral existe mientras trabajas, cuando dejas de hacerlo… ¿quién?, sí,
me suena.
Vuelve a sonar el despertador y
claro, después de 24 años, no puedes quedarte en la cama así que te levantas
pero no te duchas, ¿para qué?, ¿qué hago ahora?, mis clientes, ¿estarán bien
atendidos?, ¿se acordarán mis compañeros de las instrucciones que les dejé?.
Te dices que volverás a trabajar. A
pesar de tu DNI lo conseguirás.
Te das de alta en todos los
buscadores de empleo y pasas de hacer informes, análisis, visitas a clientes,
llamadas telefónicas, etc. a ver pasar las horas.
Llega la cita con la oficina de
empleo y tragas y vuelvas a tragar para que no afloren las lágrimas cuando te
ves en una cola, ¡tan larga! y te das cuenta de cuantísima gente está pensando
lo mismo que tú y sufriendo tu misma angustia.
Envías currículums un día sí y otro
también y casi con la misma rapidez que los envías te indican “la empresa ha
descartado su solicitud” y entonces entiendes porque no te duchas, porque cada
vez que ves esa frase, es un jarro de agua fría.
Ten confianza –te dices-, visitas
polígonos industriales, te recorres todas las calles intentando seleccionar
empresas y sí, todos se quedan con tu currículum pero nadie te llama.
Tu situación te obliga a malvender la
casa porque no puedes pagarla y ya que estamos, te vas, dejas la ciudad, aquí
ya no te queda nada y tras analizar estadísticas de paro, eliges destino.
Siete meses después sigues recibiendo
las mismas sonrisas cuando entregas el currículum pero tu teléfono sigue mudo.
Ahora resulta que tu currículum es
demasiado, que deberías indicar menos cosas. Y tú que pensabas que el que lo
leyera sabría que de ahí para abajo eras válido. Pues no!!!.
Amplías la zona geográfica en busca
de trabajo pero si no vives allí no te quieren y si te vas allí no te cogen. ¿Y
quién paga tanta mudanza?. Te aseguran que si cambias de localidad, en algo te
podrán ayudar, pero tú lo único que ves es otra mudanza y alquileres mucho más
altos.
Para rematar te toca escuchar, eso
sí, a la gente que tiene trabajo, que a los parados que no acepten un trabajo
se les debería retirar la prestación.
Se han planteado alguna vez que en el
paro, pongamos que cobras 1.000 € (pedazo sueldo, no te creas) y que pagas 500
de alquiler, más agua, luz, internet (imprescindible), teléfono, gasolina, creo
que me dejo algo, ah!, comida, casi se me olvida… ¿se han planteado, decía, que
digas no a un trabajo por el que te ofrecen 400 €?. Cachondos!!!.
Así la vida, me dices que no tienes
motivos para levantarte una mañana más, que ya nada importa, que fuiste de 100
a 0 en un día y sabes?, se te olvida lo más importante, que a pesar de todo,
que es mucho, sigues teniendo el privilegio de contemplar las noches
estrelladas, la luna, ¿la viste anoche?, las puestas de sol, las montañas. ¿Te
imaginas no poder abrir los ojos y ver amanecer, escuchar música, leer un
libro?
Eso sí, dile al que te diga aquello
de que crisis es igual a oportunidad, que la crisis sí la vives pero que la
oportunidad no te la dan.
Tienes mucha razón, se le olvidaba lo más importante. Esperemos poder ser capaces de no olvidarlo nunca.
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