No sé cómo te sientes, por mucho que
sea tú, por mucho que lo intente y te juro que lo intento, no sé cómo te
sientes. Me siento en el sofá o me tumbo en la cama y estás en mi mente con
tanta intensidad que necesito volar, sentirme libre por un momento, quizá para
recargarme de fuerza renovada y mientras vuelo, me transporto a mi infancia y
sonrío llorando porque siempre estás a mi lado y ahora, no puedo estar al tuyo.
No es posible que te rindas porque tú
a mí nunca me dejaste hacerlo. Llámame egoísta, piensa que sólo lo hago por mi tranquilidad
mental y emocional. Llévalo al terreno que quieras o necesites para poder
justificar tu rabia. Estoy para allanarte el camino tenga las piedras que
tenga.
Me consta, por lo que me quieres, que
sabes que no quiero ningún mal para ti, es sólo que no sé cómo ayudarte y con
la misma convicción sé que pedir ayuda no te va a traer más mal, quizá te
aportará cierta tranquilidad. Ellos sí saben por lo que estás pasando, déjame
ser la mano a la que cogerte igual que tú me diste y sigues dando la tuya desde
que nací.
Por favor, ayúdame a ayudarte.